Desde la grada: que venga Gentile…y algo más

Publicado por Victor Plaza en

No recuerdo presenciar, como aficionado del Estudiantes, una paliza similar. Tampoco recuerdo un equipo tan desconectado, desde el mismo salto inicial en el que ni siquiera se salta. Ni una diferencia de plantilla tan abismal. 59-125 de valoración, por dar uno de los múltiples y sonrojantes datos que arroja la estadística…Y nada, por más que hago memoria, no encuentro precedentes. «Si lo sé, no vengo», fue la frase más repetida en la grada colegial.

El Estudiantes-Baskonia fue soporífero a más no poder. Y eso que la mayoría de la gente llegaba animada y sonriendo tras el resultado de El Clásico futbolero. Pero si alguien, iluso él, pensaba que el conjunto de Pedro Martínez llegaría cansado a su cita del campeonato doméstico, se equivocaba. Lo que sí reinaba en el ambiente antes del partido era un cierto optimismo. Cuando viene un grande a la cancha del Estudiantes, suele pasar cosas extraordinarias. Del mismo modo que todos sabemos de qué manera suele acabar un partido en un campo de los «sencillos». Hoy ocurrió lo segundo en el primer contexto: un baño en casa.

La entrada mejoró con respecto a encuentros anteriores-hecho que no suponía una gran dificultad-, pero apenas hubo aplausos y gestos de aprobación hacia los jugadores, salvo los que levantó el speaker. El cada vez más tradicional aspecto frío del Palacio hoy tuvo todo el sentido del mundo. Solo Brizuela levantó al respetable. Encomiable su entrega, su desparpajo, su intensidad. Nada que ver con sus compañeros, por minutos deambulando por el campo y cometiendo errores de infantil.

Perdimos la cuenta de los ‘airballs’ y los pases al pie. También de los silbidos a jugadores como Clavell, Arteaga, Vicedo o Suton. Los dos primeros maquillaron su actuación al final, cuando ya nada importaba. De los otros dos, no hay noticias desde mayo. Muy preocupante.

El partido fue un descenso a la realidad brutal. La victoria en Tenerife, el sexto puesto en la clasificación y los veinte y tantos de Clavell fueron un espejismo. El hombre fichado para guiar el barco estudiantil está en el agua con pocas probabilidades de subir a él. Hoy, retornó a sus números habituales: 3/11 en triples, tirándose hasta las zapatillas.

Al final, los minutos y el triple de Adams Solá destensaron -un poco- el ambiente. No se libraron de los abucheos, cada domingo más consistentes. El Estu no carbura y parece abocado a una temporada difícil. Las sensaciones lo avecinan.

Alessandro: ¿Faro o pufo?

La nota graciosa y noticiosa de la tarde la dio la mascota del Estu, el Delfín Ramiro. El entrañable personaje sacó un cartel en los últimos minutos, que no dudó en pasearlo por todo el estado, retransmisión de televisión incluida. En él se podía leer: «que viene Gentile».

El Estudiantes oficializa así un fichaje tremendo. Por nombre, currículum y calidad. Habrá que despejar la incógnita de por qué este jugador está a tiro de un club como el Estudiantes. ¿Su cabeza, su irregularidad, su comportamiento extradeportivo?

Es una apuesta arriesgada, no cabe duda. Pero Willy Villar falla poco, y si Gentile viene con ganas de reivindicarse y revitalizar su carrera, ha elegido el lugar adecuado. Que se lo digan a su compatriota Aradori, a Edwin Jackson o a Sylven Landesberg.

Con el italiano, el Estudiantes da un gran paso adelante. El club no pretende, a día de hoy, desprenderse de nadie. 12 fichas y Berrocal en el banco. No obstante, la situación puede variar si los resultados y especialmente las sensaciones siguen siendo malas. El Estu, además de a Gentile, necesita orgullo, ilusión y convencimiento. Mientras, la afición lo pierde poco a poco

 


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