Principio de jerarquía

Publicado por Victor Plaza en

La cuarta derrota consecutiva se decidió por detalles. Decenas que no puedes controlar, y otros tantos que sí debes hacerlo. Estudiantes remó con viento en contra pero acabó hundiéndose por si solo al ser un barco sin capitán en medio del caos, donde nadie sabe quién es el que manda, si el entrenador o el jugador catalogado como estrella. Se fracturó uno de los principios básicos de cualquier organización, el de jerarquía. Lo de ayer contra Unicaja fue una autoflagelación. Y no es la primera vez.

Nunca lo sabremos porque no hay imágenes de ese minuto. Del último tiempo de Javi Zamora. La tele tiene prohibido mostrar el time out del equipo atacante, por lo que cámara y micro se fueron con Casimiro y su tradicional tranquilidad.

Y de ese coro de Unicaja se lanzaron dos avisos: cuidado con Brown y Roberson. Era lo lógico. Si el Estu quería sorprender, ¡bravo!, lo consiguió.

Una sorpresa desagradable: ver recibir a Alessandro Gentile a ocho metros del aro para buscar la canasta de la victoria o la prórroga. El italiano emuló el tiro más famoso de Kawhi Leonard pero con distinto resultado. Como veía y podía intuir todo el mundo. En este sentido, es muy esclarecedora la expresividad de nuestro banquillo cuando Gentile se eleva. ¡Todos sentados! Ni un ápice de celebración, ni una mano arriba, esperanzadora, marcando un ‘tres’, ni un movimiento pre-éxtasis. Nunca antes una jugada decisiva tuvo un final tan esperado ni una reacción tan fría. A mí, al menos, me llama mucho la atención.

Observen y juzguen.

¿Fue Gentile quién decidió esa jugada en el tiempo muerto, o la improvisó?, ¿fue orden de Zamora?, ¿quién es, en definitiva, el que no estuvo en sus cabales? Tanto monta, monta tanto.

Antes de entrar a valorar las dos opciones, hay un hecho claro: se rompió el principio de jerarquía en el último minuto. Primero, Gentile se había jugado un triple en la posesión anterior, sin una leve indicación desde el banquillo, como si tuviera carta libre para jugarse esos tiros que no mete nunca. Mandó el jugador por encima del entrenador.

Después, la jugada en cuestión, donde sí interviene Zamora puesto que hay tiempo muerto. Y aquí, un callejón sin salida: si la idea es del punto más alto de la jerarquía, Zamora, es un error táctico y de concepto mayúsculo; y si es Gentile, es un nuevo desacato a la autoridad, lo cual es aún más espinoso y hablaría muy mal tanto del jugador como del staff.

Perdón por redundar, pero vamos a la jugada

Si os soy sincero, en mi cabeza pensaba al 100% que la había ideado Zamora, aunque me siguen asaltando las dudas, pese a que la conclusión no varía. Porque es lo lógico: el entrenador manda. Si es así, es grave. Bastante grave. Porque Gentile recibe, a falta de 5,5 segundos, a ocho metros de la canasta, donde es absolutamente intrascendente. Porque la jugada está marcada para él, como demuestran los bloqueos que le ponen Brown y Roberson. El final es la gran duda: si Gentile tenía que buscar la penetración o ese paso lateral y el triple en escorzo. Optó por lo segundo. No tiene un pase.

El italiano lleva 5/26 en triples en esta liga. Brown, en pista en ese momento, un 5/7 en el partido. Roberson, también jugando en el fatídico momento, es, literalmente, el mejor tirador de la liga, con un 49,3% de acierto (36/73). Por no hablar de el tirador más puro de la plantilla,Giedraitis), o el 56% de éxito en triples de Cvetkovic en la temporada (14/25), del que poco se habla.

En definitiva, se podían haber dibujado decenas de jugadas con esas armas ofensivas. Pero no: se la tuvo que jugar Gentile de la manera más absurda e ineficaz posible. Su decisión, si es propia, es por carácter (fue, es y será así) y por un fantástico último cuarto que había hecho jugando donde hace daño: en el poste.

Alquilo la otra versión: Zamora había pintado una acción de dos para Ale, pero él se topa con Deon Thompson y no le queda más opción que lanzar de tres. Si querías un tiro de dos, ¿por qué recibe en medio campo, y no en el poste? Si querías una penetración, ¿por qué saca de banda Aleksa Avramovic? Más: ¿qué hace Djurisic -muy limitado en ataque- en pista a falta de cinco segundos? Y conclusión: Gentile debe ser una opción solo en estático y al poste, aunque lleve 40 puntos en un cuarto y por muchos galones que tenga.

Atención: siguiente parrafo de spam, publi, autoreferencia…

En nuestra cuenta de Twitter, con más de 400 votos, seis de cada diez aficionados creen que Zamora es el principal culpable de las dos acciones de tiro de Gentile. Puedes votar, y opinar, aquí:

https://twitter.com/EstuPlaza/status/1330504351148892162

 

Ya está. Seguimos.

Hablemos de lo básico. Por supuesto, si un talentazo como Gentile está aquí es por algo. Le falla el coco, la concentración, las decisiones importantes. Pero es algo que también el banquillo debe saber cuando le das una bola ganadora. El jugador está en pista porque así lo ha decidido el entrenador. Él jugador recibe porque así está pintado. El resto es el riesgo que asumes con Gentile a los mandos. Y aunque Ale hubiera salido como un héroe anotando ese triple, la inexplicable planificación de la última jugada seguiría siendo la misma.

Mirando a un futuro próximo, solo espero que no haya jugadores que se acaben quemando ante el exceso de galones de Gentile, con vía libre para hacer lo que mejor sabe hacer y sin freno para hacer lo peor. Me refiero a jugadores fundamentales en la confección de la plantilla como Avramovic y Roberson, sobre todo.

Da mucha rabia perder un partido así. Más cuando en el anterior tiempo muerto, era Gentile el que sacaba y Brown el que tiraba, con éxito, desde cabecera tras una doble pantalla. De pizarra. De diez.

Más aún cuando el Estu había logrado una recuperación milagrosa con acertados cambios defensivos, que daban una última vida al equipo, previo al desastre final. Más aún cuando los colegiales habían sido superiores a Unicaja durante buena parte del partido.

A Zamora, que hoy demostró su inexperiencia al máximo nivel, le salva la identidad con el club (apuesta de la casa) y la clasificación actual, que poco tiene que ver con el sufrimiento de otros años. Le salva los mimbres que deja ver el equipo en todos los partidos. Ya lo dije en su día: no hay un partido totalmente desaprovechable del Estudiantes. Siempre hay minutos notables. Unos días más, otros menos.

Le salva la intensidad que muestra con los suyos, su idea de juego -aún por explotar-, su apuesta inequívoca por la cantera. Le salva también las dudas razonables sobre un posible sustituto. Le salva la reciente historia del Estudiantes, un club que a cada cambio de entrenador la historia no ha mejorado. El efecto Juarez de Fuenlabrada es atípico. Le salva la propia fecha en la que vivimos. Noviembre, jornada doce. A priori-con los toros aún en toriles-pronto para un cambio drástico y para agotar la paciencia de manera definitiva.

Lo que sí va creciendo es la sensación entre el aficionado de lo que puede hacer y no logra la plantilla del Estudiantes, quizá la de mayor calidad ofensiva conjunta de los últimos años. Y da cierta pena e impotencia resignarse bajo el discurso de «el año pasado estábamos peor», o de «sacamos X victorias al descenso». Más aún con una clasificación desvirtuada ante tanto aplazamiento por Covid.

Las cosas buenas

Que me pierdo filosofando. 

Disfrutamos de lo lindo en el primer cuarto. Y oye, hubo de todo. Cortes de Giedraitis para recibir, tirar y anotar. Roberson, que vive y se alimenta como un animal cuando tiene balón, en su versión aniquiladora. Djurisic partiendo cobre en defensa. Aleksa dirigiendo (ocho asistencias al descanso).

Gentile y su versión imparable y a cámara lenta en el poste. Hoy además, repartiendo más balones de lo habitual, aunque sigue ejerciendo de falso base durante demasiados minutos. Las cabezas locas cuanto menos poder de decisión tengan, mejor.

Cvetkovic también destacó, pese a los pocos minutos que suele jugar. El Estudiantes en general era un vendaval anotador, con porcentajes altísimos de acierto. Aunque ya saben, la estadística no miente y se acaba igualando, como sucedió en la segunda parte, una realidad que ya nos sonaba más.

Me pregunto, a modo de nota personal, la razón de la bronca de Zamora a Delgado a mitad del tercer cuarto, tras la que no volvió a jugar. ¿Me perdí algo?

Mutis por salud

Hay dos cosas que he pasado por alto y que podéis adivinar porque tienen su importancia en el desarrollo del partido. Dos que solo voy a nombrar y no me voy a detener ellas. La primera por repetida, la segunda por inexplicable. Y además, para no alterarme más.

La primera: qué vergüenza los del silbato. Qué bien les ha venido jugar sin público. Ya hacen lo que quieren sin cortarse. Pobres Delgado y Dovy. ¡Que no se muevan, que es falta!

La segunda: Alec Brown, de 2’16 metros, falla un palmeo a 20 centímetros del aro a falta de dos décimas para el final con 90-92 en el marcador. Iker Jiménez, te escuchamos, óyenos.

Ahora parón -nos viene muy bien a todos- y próximo partido ya en diciembre ante el Bilbao, rival directo.

Fotos: J.Pelegrín

 


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