Desde la grada: hay que pasar a la acción
Suma y sigue. Perdiendo, me refiero. Movistar Estudiantes alcanzó la séptima derrota de la temporada en otro partido insulso. El equipo juega sin alma y ofrece cuotas de extrema urgencia que afectan a todos los estamentos.
Bien es cierto que enfrente había un rival de Euroliga, cuyos jugadores apenas fallan y castigan cada error. Un brutal 71% de acierto en tiros de dos y un 55% en triples registraron los de Pesic. Pero los nuestros, los colegiales, solo compitieron durante cinco minutos, hasta que se acabó la eficacia de Jankovic (quizá la única nota positiva de la tarde) en la pintura. Ahí nacen todos los males del Estudiantes debido a la mala planificación desde pretemporada. Con un juego interior formado por Arteaga, Suton, Caner-Medley y Jankovic, pues se veía venir. Hoy Tomic parecía jugar contra juniors.
La derrota escuece aún más porque el Palacio presentó la mejor entrada de la temporada, sin llegar la lleno (12165 espectadores). Eso sí, colas y una gestión deficiente en las entradas. Que me expliquen porque no abren todas las puertas y solo una por cada acceso.
Los muchos que accedieron más tarde se perdieron los mejores minutos del Estu, pese a que el Barcelona mantuvo el duelo anotador sin despeinarse. Pronto apareció el Estudiantes 18/19. De nuevo, señalados Arteaga y Vicedo. El primero, coladero y fallón en la pintura (con 2,15 fallando tiros a dos metros del aro) y el segundo que lleva un año…vaya año. A día de hoy tiene más futuro con su canal de YouTube que con el baloncesto. Promedia 4 puntos y 4 de valoración el que en teoría era el alero titular de Movistar Estudiantes.
Sopor y ‘numeritos’
El Barcelona, con Heurtel a los mandos, gozaba de cómodas rentas que iban entre los 15 y 20 puntos. Un resultado en otras temporadas remontable para un equipo al que se le supone, al menos, garra y entrega. Ni eso. Con Berrocal ese Estudiantes no existe. Además, en ataque prima la improvisación y todo se basa en un buen día de los Brizuela, Gentile y compañía.
El partido transcurrió sin pena ni gloria, ante una grada que solo despertaba con los ánimos de Iyi el speaker. Y diría que era el público infantil el que colaboraba. El resto estábamos bastante cabreados y desilusionados, y se escucharon los primeros gritos de ‘Directiva dimisión‘. Abucheos también para los llamados ‘numeritos’, esos jugadores que no aparecen en todo el partido y sí cuando ya es tarde y el rival está mentalmente subido en el autobús. Gian Clavell es un experto en esos lares. No conozco jugador más sobreactuado. Gentile, que aún no ha demostrado un nivel óptimo, también le siguió de cerca en la estadística inútil. 19 y 17 puntos anotaron, casi todos con el partido decidido.
Me detengo un párrafo con el caso del puertorriqueño, porque es de estudio. ¿Que le pone lucha y entrega? Sí. Como haría, y cobrando menos, cualquier jugador del filial. Él vino a ser un jugador determinante, uno de los líderes del Estudiantes. Ni lo es ni se espera que lo llega a ser. Actúa por libre, más pendiente de fabricar gestos para la galería (hoy podemos encontrar unos cuantos) que de apuntar a canasta. Habrá gente que le aplauda por su descaro y habilidad, más propias de unas canchas en la calle que de una pista profesional. Por cierto, fichaje made in Berrocal. La Liga Endesa no es la liga turca.
Y por último, para la historia colegial el triple con la firma del ala-pívot del filial Grytsak, su estreno en ACB. El ucraniano, con esa única acción, ya hizo más que varios de sus compañeros.
Se avecinan movimientos
Y aquí va la gran cuestión en el Estudiantes. ¿Qué hacemos con Berrocal? ¿Rodaran cabezas? Se contaba con una derrota ante el Barcelona, pese a que la imagen ha sido muy mala. El próximo encuentro es un duelo directo en Gran Canaria, vital para el futuro inmediato del equipo. De perder, Berrocal tendrá los dos pies fuera del Magariños. Su sustituto es una incógnita: Jota Cuspinera está en la mente de todos pero la directiva no le quiere ni en pintura. Pero cosechar más derrotas y, sobretodo, mostrar una imagen tan endeble (se compitió únicamente en Tenerife y a Fuenlabrada se le ganó de milagro), pesa más que cualquier rencilla del pasado.
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