Desde la grada: el picorcito de la Mamba vasca
Pocos pero valientes. Otra pobre entrada en el enorme Palacio para ver al Estudiantes. Máxime, en un derbi contra Fuenlabrada por un puesto para la Copa del Rey en el horizonte. Los vecinos llegaban ya con una victoria de ventaja y el Estudiantes había mostrado una mala imagen en el primer partido.
Así fue el derbi y así se vivió desde mi zona en la grada.
Desesperación con Gian
Aburrido fue el inicio, lejos de la intensidad de otros grandes derbis. Los Fuenla Blues ponían algo de color y ruido en las semi vacías gradas. Además, Estudiantes no empezó bien. Clavell, salvo el primer triple, tenía uno de esos días nefastos. Su problema es de adaptación a la liga. Aquí marcharte de tu defensor es complicado, y llegar al aro por tu cuenta propia, misión imposible. Lo quiso hacer todo él. Lo que se conoce como un chupón, vamos. Tardó Berrocal en sentarse. También le sacó a dos minutos del final, una decisión cuestionable.
Lucas anima el ambiente
Fue el lío del verano. Y quizá por la poca gente durante las presentaciones, la de Lucas Nogueira no tuvo mucha trascendencia. Sí hubo pitada general al ex canterano estudiantil a su salida a la cancha. No la compartí. El brasileño falló varias acciones individuales, hasta que encontró un balón suelto en la pintura y no dudó en machacar con golpetazo al tablero incluido. Después, mirada desafiante a la Demencia y al público en general. Y claro, bronca del respetable, ahora sí merecida. Un jugador profesional nunca se debe encarar con el público. Nunca. En ningún deporte y bajo ninguna circunstancia. Va en el sueldo. El mismo se disculpó tras el partido: “pido perdón por mi reacción después de la canasta. Se me fue la olla. He llegado a donde he llegado gracias a Estudiantes. Pido perdón a la afición”.
Lucas Nogueira: «He llegado a donde he llegado gracias a Estudiantes. Pido perdón»
Minutos de ‘salseo’ con Nogueira en pista. Además, Arteaga le ganó la partida, para sorpresa de todos. Víctor demostró, al fin, una versión más que notable, y se llevó los aplausos. Contundente en los dos aros. Y poco a poco, Brizuela empezaba a carburar. El Estudiantes es otro equipo con Darío y Edgar Vicedo en pista. Titularísimos.
Ya es un derbi
Sin Lucas, pero gracias a su colaboración, el ambiente ya se mantuvo animado todo el partido. Los árbitros ayudaron en no rebajarlo. Popovic, intenso como siempre, solo acabó con una falta. Que le cuenten a Hakanson o a Brizuela cuantos manotazos se llevaron del francotirador fuenlabreño. Existía un criterio diferente para cada equipo en cuanto a la utilización de las manos en la defensa. Lo que parece que no ha variado es la inactividad desde el banquillo. Ni Maldonado protestaba, ni Berrocal parece querer hacerlo. Alguien tendrá que decirlo.
En lo deportivo, la igualdad dominaba. El Fuenla no terminaba de carburar, pero concentró varias posesiones de mérito para meterse, de lleno e incluso por delante, en el partido. Otro final a cara o cruz en un derbi.
Brizuelandia
Se cansó de repetirlo Iyi Martín, el speaker, la temporada pasada: «¡Bienvenidos a Brizuelandia!«. Hoy, día de puertas abiertas. Qué exhibición. Qué galones. Qué madurez. Imparable para Cruz, Llorca o Popovic. A ver si resulta que el nuevo Jackson o Landesgerg, o una versión cercana, está en casa. Darío Brizuela sentía ese picorcito y encestó una tras otra. De todas las maneras. Y cuando más quema el balón. Arteaga y Nik, siempre Nik, defendieron la pintura y no regalaron ni un rebote. Un final sólido resuelto con otra de Darío a 1,5 del final. Su punto número 25. Final y fiesta en la grada. Pocos pero contentos. No era un partido más.
La temporada pasada, fue en Fuenla quien se llevó el encuentro en un final similar. Esta vez, cayó del lado colegial. En ambos casos, un resultado justo con el partido. Estudiantes recupera la sonrisa, consigue la psicológica primera victoria de la temporada y mira con más optimismo los próximos retos. El más inmediato, la visita a Breogán el 13 de octubre.
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