El 2020 en 40 minutos

Publicado por Victor Plaza en

Coherencia ante todo. Si el 2020 ha sido un año lamentable, había que cerrarlo de igual modo, no nos vayamos a confundir. Lo hizo el Estudiantes, completando uno de sus peores partidos de la temporada ante el colíder de la Liga Endesa. Colíder, sí, que no sirve como excusa del -26. Debería serlo como alarma, advertencia, toque de atención (uno más) o como quieran llamarlo. Por un 2021 distinto, algo tiene que cambiar.

Uno escucha las ruedas de prensa postpartido y se echa a temblar. Más aún de lo que se ha visto o sufrido en pista, y eso que el listón está muy alto. Ayer fueron Zamora y Vicedo. Sé que ese el mensaje que el club tiene que trasmitir de puertas hacia afuera: tranquilidad, paciencia y felicitaciones al rival. Cómo me cansa ese discurso cuando se repite hasta la saciedad. Palabras vacías, motivación y confianza de supermercado barato. Pero oye, que la conjunción Zamora-Equipo, que existe y es fuerte, puede dar sus frutos en cualquier momento. A base de paciencia, en contra del tiempo. Aunque tras 16 partidos va siendo hora de ver de verdad los dichosos brotes verdes.

Me cansa el mensaje porque no cambia nada partido tras partido. Incluso empeoran cosas que parecían mejorar. Menos mal que acaba este año. Ayer en el Wizink, el Estu hizo honor al 2020: feo, errático y dramático.

Feo como 11 puntos al final del primer cuarto. Lo que se dice un marcador de municipales. Con 10 días de preparación y con un rival superior que solo ha perdido dos encuentros, pero mucho más cansado porque había jugado en la jornada maratoniana del pasado domingo.

Obviedad es decir que el Estudiantes no era favorito. ¿Cómo iba a serlo, después de seis derrotas consecutivas y ante el equipo revelación de la temporada?. Obviedad, también, es afirmar que el mínimo objetivo de una plantilla de ACB es competir cada encuentro. No dejarse llevar. No bajar los brazos. No fallar tiros liberados, uno tras otro. Otro tras otro hasta 21 intentos de tres. Una mezcla explosiva, la de fallos mentales y técnicos, imposible de combatir.

Zamora juego sí que da. Para elucubrar e intentar descifrar sus rotaciones. Sorprender, sorprende. Ayer con minutos compartidos de Arroyo y Giedraitis en un carrusel de cambios nada más empezar digno de estudio. Jugaron 11 jugadores en los ocho primeros minutos, alguno entrando hasta tres veces. Si Zamora les quería a todos al 100%, no lo consiguió. Si buscaba una reacción mandando al jugador que había fallado una acción -y hubo muchas- al banquillo, logró todo lo contrario. El castigo debe ser algo eventual. Si se convierte en rutina, el jugador va a estar más pendiente de no fallar, y por lo tanto más temeroso y desconfiado. Contraproducente, en definitiva. Así es extremadamente difícil que un jugador coja ritmo, racha, confianza y demás.

Pero ayer no falló Zamora. O no fue el principal culpable, mejor dicho. Tela el desacierto general y la apatía de muchos al final. Síntomas nuevos, ya que no había visto cabezas gachas de una manera tan descarada esta temporada. Sí momentos puntuales en los partidos, pero no generalizado. No se salva nadie. Ni Roberson haciendo la guerra por su cuenta, ni un Avramovic desaparecido, ni Brown ni Gentile, que bien ejemplificaron el encuentro: ni bajaron a defender el último contragolpe del Tenerife. Y la actitud no se negocia.

Síle, repe

Lo decían los niños, servidor incluido, en los patios con los cromos o los tazos de Pokemon (¿se sigue diciendo?). Pero también nos vale para destacar los grandes errores de este Estudiantes. Os va a sonar todo.

Repe a los males y las incoherencias. Gentile es base, asumámoslo. Wikipedia, actualízalo. Él es el que sube el balón en el 80% de las jugadas que está presente en pista. Por supuesto, es una orden del banquillo. Y lo entendería si funcionara de algún modo, o si fuera por una cuestión puntual. Pero no: sube él, dirige él y suele acabar él, de aquellas maneras. Ayer ni ofreció su racha de puntos. Ayer jugó el Gentile demonio que tanto hemos explicado aquí.

Más cuestiones. Brown es escolta, que también cambien su ficha. Muy bueno tras stagger y carretón (correr, recibir y tirar) pero cuyo acierto en estático decae una barbaridad. No es de ayer, es de toda la temporada. Y es su rol, el único que tiene: anotar compulsivamente de tres. No está.

De ahí parte una parte de la sangría del Estudiantes, porque además el estadounidense no baja nunca de los 25 minutos por partido. Siendo un coladero en defensa, la pintura está desprotegida, pese a los tres pasos adelante que ha dado Ángel Delgado, quizá la única buena noticia del Estudiantes ayer. El dominicano ha mejorado tanto que hasta se apuntó un 3/3 en libres. Ver para creer. Esto sí es una apuesta de Zamora, que cada vez le mantiene más en pista.

Delgado es además nuestro mejor defensor en el pick and roll del rival. A años luz del resto de interiores. Y cuando el resto de ayudas defnesivas funcionan, el Estu cambia de cara. Ayer, tres/cuatro minutos muy buenos en el segundo cuarto que insuflaron aire a los chicos. Otro espejismo. Una vez más, da la sensación de que cuando el rival aprieta un poco, se van muy rápido. Como 2020 en verano: parece que mejoramos, nos confiamos, y ahí está la segunda ola del bicho.

Lo apunté en un momento del partido, y me supuso una satisfacción: ayer Zamora sí buscó más jugadas para los tiros de Roberson tras bloqueos, lo cual es lógico. Con él tengo un amor-odio constante. Es buenísimo en el triple (el mejor en porcentaje de la competición) pero sufre como un condenado en defensa y genera poco como base titular. Aunque si continuamos proyectando jugadas para él, en un día normal de acierto dará muchos puntos al equipo.

Pero volvamos a la cruda realidad…

Durante los dos últimos cuartos fuera un quiero y no puedo, y no muy diferentes de sus antecesores, salvo por la utilización de una defensa en zona (sin éxito). Comenzó además una feria de tiro con las escopetas trucadas. Baloncesto-ficción: si hubiésemos anotado un par de triples, ahí hubiésemos estado. Baloncesto-realidad: Tenerife controló el ritmo, el tempo y no dio ninguna opción. Cómo la va a dar, si tiene recursos de sobra en ataque. Pedazo equipo el suyo.

Mención aparte, y ya para ir acabando, sobre Vicedo, que a día de hoy está fuera de la rotación. 43 segundos ayer, y porque Gentile había hecho su nosecuanto error infantil. Vale que Edgar lleva tiempo sin encontrarse como jugador, aunque con esos tiempos de juego, difícil que consiga un nivel aceptable.

Y del capitán, al presi, al que enfocaron las cámaras del plus protestando airadamente contra los colegiados. Ahí estaba Fernando Galindo de pie, como un abonado más de los asientos caros (qué ganas de volver al Palacio, joder). La diferencia con el resto es que él tiene potestad ejecutiva en este equipo. Puede decidir, debe hacerlo. Quizá luego sea demasiado tarde. Quizá nos arrepentiremos de otorgar tanta paciencia a lo que tenemos ahora.

Peligro inminente

Sí, las cinco victorias y las dos por encima del descenso son un balón de oxígeno. Pero se está pinchando. Urge una pelota nueva o, al menos, un parche que tape la salida de aire. Los de atrás le dan patadas cada vez más fuertes al esférico colegial. Esos equipos mejoran, avanzan y se lo están creyendo. Su dinámica es buena y la nuestra todo lo contrario. Momento clave de la temporada, sin duda. Por fortuna, la siguiente parada (Santiago de Compostela, próximo domingo, 17:00) ha sido aplazada, por lo que el Estu tendrá más tiempo para reflexionar. Aunque, visto lo visto, dudamos de que sea una buena noticia.

Al menos acaba este año. El 2021 no puede ser peor. ¿No, verdad…?

 

Fotos: J.Pelegrin

 

 


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