Contra ocho
Hay que remontarse al 13 de octubre de 2019 para encontrar un partido en el que el Estudiantes lanzara más tiros libres que su rival. Fue en el mismo escenario que hoy, el Wizink Center, ante el Manresa. Entonces, al Estu disfrutó de cuatro visitas a la línea personal más que su contrincante.
17 partidos después y cuatro meses más tarde, todos los rivales de la Liga Endesa han tirado 200 tiros libres más que el Estudiantes. Doscientos. ¿Qué el Estudiantes, como colista que es (y merecido) no ataca bien -con agresividad, contundencia y rapidez- como para que logre personales? Seguramente. Pero bien, Fuenlabrada, con las mismas victorias que los colegiales , ha tirado 130 más en lo que va de liga. Una diferencia descomunal. Los dementes juegan cada partido contra cinco y tres más, que portan silbato y vestimenta oficial de la ACB.
31 tiros libres de Valencia, 10 de Estudiantes
Saben los lectores más fieles que este no es un portal donde se crea en la existencia de una mano negra ni nada por el estilo. Ni siquiera es habitual leer críticas arbitrales en estas líneas. Pero lo de hoy es la gota que colma el vaso. Hoy Estudiantes no ha ganado, como causa principal aunque no única, por el trío arbitral. Es una cuestión de orgullo y de defensa del escudo.
Zamora: «Yo sí respeto la historia y los valores de este club»
Javi Zamora dijo poco y mucho al mismo tiempo en rueda de prensa: «no voy a decir lo que pienso de las decisiones arbitrales por respeto al club que represento y a los valores y la historia de este club que yo sí voy a respetar». ‘Que yo sí voy a respetar’, dando a entender que ni la ACB ni los árbitros lo hacen. Algo hemos avanzado.
No será suficiente porque nada ocurrirá. Nada punible, nada oficial. El hurto de hoy es más evidente y da más rabia aún, por el esfuerzo colegial en la remontada, frente a un Valencia serio de salida y temeroso frente al ambientazo del Wizink.
El encuentro tuvo de todo. Desde el homenaje a los campeones de Copa del 90 – Felipe Reyes incluido- a los mates de Dangubic o los puntos de Aleksa Avramovic, pasando por la bronca y contestación de Vicedo con Zamora. Cosas del calentón, ya que hicieron las paces justo después.
Pero es imposible no escribir un ‘Desde la grada’ sin referirnos -prácticamente en cada jugada- a los colegiados. No solo por las personales, algunas justas, otras dudosas y otras inventadas. El problema está en la diferencia de criterio entre los dos aros. También por unos pasos clamorosos de Labeyrie, o por las incontables zonas de los interiores valencianos. ‘Zona, zona, zona’, clamó varias veces el Palacio. Ni el reglamento salió a relucir, ya que los árbitros no decretaron como antideportiva una falta en una continuación de la jugada tras un pitido anterior. Es intencionada de todas todas. Incluso tuvieron la desfachatez de ir al Instant Replay para volver a errar en su decisión.
Por otro lado, bien es cierto que el equipo no gestionó con soltura los decibelios -música a máximo volumen incluida- del ambiente. Envalentonado por momentos, atascando al Valencia con al defensa en zona, pero con un miedo terrible a la victoria. Como ya sucedió en Andorra, al Estu le temblaron las piernas en los últimos minutos. Tres malos ataques finalizados por Vicedo -héroe en la primera mitad, ¡bienvenido!- y un triple impresionante de Dubljevic acabaron con la esperanza colegial e instalaron el frío en las gradas. Algunos empezaron a coger sus abrigos y subir las escaleras. Casi se pierden el último intento, un triple de Douglas -que no era la mejor opción- que no besó la red. Lástima. 73-77 final.
El silencio del final representa el ‘quiero y no puedo’ del actual Estudiantes. Un silencio rotó cuando el trío arbitral – Óscar Perea (éste estuvo especialmente castigador), Vicente Bultó y Javier Torres– abandonaban la pista por el túnel de vestuarios. Para no volver, espero.
PD: Cuánto ha cambiado el Estu con Zamora a los mandos. De actitud, de intensidad, de voluntad. Falta lo importante: ganar. Pero todo proceso, aunque sea urgente, lleva su tiempo.
Fotos: Club Estudiantes
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