De Madrid al barro

Publicado por Victor Plaza en

Lejos de las grandilocuentes luces de Navidad de Madrid y de la marabunta de personas que visitan la capital en estas fechas, ayer hubo partido en el Wizink. Un encuentro de barro, de detalles y con el objetivo de ser el menos malo de los dos.
Choques de esas características, de los que el Estu solía salir perdedor. Más aún en casa, más aún de manera agónica. Derrotas duras que evitaban, año sí y año también, alcanzar el primer puesto de la LEB Oro y, al instante, el ansiado ascenso. 
Este año el cuento es distinto, al menos hasta ahora. Partidos como el del Lleida marcan el calendario. Se huele el peligro, el nivel del rival, la presión para los nuestros, favoritos aeternum. Y el palo y el drama para la afición. Y no, no sucede: ayer se ganó, que es lo mínimo y lo único que se le pide al club a estas alturas. Subir de una vez. Lo de jugar bonito, fluido y alegre es un extra confortable cuando se da (ayer no), pero totalmente innecesario.
Viva el resultadismo, siempre lo he dicho
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Así que yo más feliz que una perdiz con el partido de ayer. Porque fue para valientes, pues fue de los feos, de los que cuesta ver si no eres del equipo A o del equipo B. Y yo, precisamente, le presente el Wizink a mi colega Carlos, seguidor de equipo C, en concreto de Obradoiro. Pactamos volver el año que viene cuando se enfrenten, ya saben en qué categoría. También saben que los pactos, a veces, no se cumplen…

Aunque el camino tomado hasta ahora es el indicado. Ahí estamos. No solo en la pelea como otros años. Ahora las sensaciones son mejores. ¿O no? ¿Alguien piensa que nuestras opciones de ascenso directo son menores que en otras temporadas? ¿Alguien, de verdad? Seamos serios.

Ayer se sacó un partido duro, una victoria importante. Además fuimos de menos a más. El equipo pudo despertar de la soberana caraja del inicio. Rivero -al que le hago un marcaje personal que ni Adams Sola- no entendía la falta de ritmo al comienzo de los suyos. Especialmente mal, pero mal de horrible, estuvo Alec Wintering, que se fue del partido tan rápido como penetra a canasta.

Y ya sabemos que Alec es el termómetro de Rivero. Su ojito derecho. El base no entró al partido, y el equipo se descabezó. Y bueno, locura y caos si hay acierto, tiene un pase. Pero ayer durante los dos primeros cuartos no lo hubo. Por suerte, tampoco del lado del Lleida. Era barro, solo barro.

De entre el fango sobresalió un protagonista: Yannick Nzosa. El pívot cedido por Unicaja encadena dos partidos al nivel que de él se esperaba cuando llegó. Y esta vez en los dos aros: con presencia defensiva, y resolutivo en ataque. Ah bueno, y ocho rebotes (cinco ofensivos). Normal que acabara extasiado en el banquillo. Ovación para el chico, por supuesto.

En fin, que los fichajes del verano que generaban más dudas vayan entrando en la rueda también es una diferencia con respecto a otras temporadas. Ya dijimos que esta plantilla está hecha con más cabeza, con más mirada a la competición, y que la encabeza Pedro Rivero, por supuesto. El único que no está en dinámica es Sergio Rodríguez. En teoría, lesionado. Pero claro, debido al hermetismo médico del club (¿alguien lo entiende?) pues nos genera dudas. Preguntas y te dicen que sí, que lesión. Lo único evidente es que el alero, cuando ha jugado, no ha hecho méritos para jugar más. Y en definitiva eso es lo que está pasando, digan la excusa que quieran.

Si buscamos más diferencias, la respuesta táctica es una de ellas. En el pasado, cuando al Estu le planteaban un guion imprevisto, no había reacción desde el staff. Ayer, Lleida mantuvo a raya a Dee, por ejemplo, que venía siendo el mejor jugador del Estu el último mes. Provocaban cambios en la defensa para salir pegado al escolta, en una jugada ya típica de Rivero. Al Estu se le colapsaba su primera vía de anotación (Carrera va por libre).

La respuesta se vio, nítidamente, al inicio del tercer cuarto. Cuatro balones consecutivos a Larsen en la pintura, de los que metió tres y dio una asistencia. Kevin volvió a ser una pieza clave, y precisamente ante un rival que cuenta con una de las mejores pinturas de la categoría. Y así de importante debe serlo durante la temporada, estando este año mejor rodeado.

Un bloque con recursos

Ganar a un rival como Lleida no es sencillo. Y hacerlo sin depender de un jugador en concreto, mucho más. Si ya hemos hablado del buen partido de Nzosa o Larsen, no es menor el de Sola o Francis Alonso. Están en las antípodas, y me atrevo a decir que cada uno es el mejor jugador de la liga en defensa y en ataque, respectivamente.

LO DE Sola ayer, Santa madre del Señor, ¿qué fue? Pues uno de sus mejores partidos como colegial, y no son pocos. El clínic defensivo lo llevó a otra categoría. Además, ayer pasó de los famosos intangibles a la notoriedad en sus acciones. Robo, rebote, robo, al suelo, 2+1 con palmeo. Y así en bucle. Y de la casa. Enamorados, vamos. A este nivel, Rivero le puede dar 40 minutos que no nos vamos a quejar.

Alonso anotó los dos últimos triples que sentenciaron el partido. Líder. Es un lujo que el Estu tenga dos tíos como él y Dee, con tantos puntos en las manos. Recursos. El caso es que Francis fue el jugador necesario en el momento concreto. Es más, la gestión de quintetos de Rivero fue magnífica. No es poca cosa que por fin impere el sentido común en ese banquillo, al historial nos remitimos. Pero joder, si Murphy no está en partido: banco; si Carrera se calienta, banco; si Leimanis anota (aunque no dirige un carajo) y justo iba a entrar Winteging, banco para éste; si Larsen falla ya porque no puede con su vida, banco, si a Dee le está costando, banco… suena todo muy simple, pero, de verdad, que ha habido cada cosa en los banquillos que nos damos con un canto en los dientes.

La victoria de Rivero sobre Gerard Encuentra y Protesta a los Árbitros Constantemente -que le había superado en la primera mitad- otorgó una corta pero fundamental ventaja en el marcador, que el Estu supo controlar pese al nuevo desastre colegial. Son malísimos y ya está. Pero no solo en LEB. Es que todo el arbitraje español (desde alevines hasta ACB) está en la más absoluta decadencia. Con excepciones, claro. Al menos jugamos con las cartas marcadas.

No se podía acabar este texto sin mencionar a Michael Carrera. Un partido ramplón. 15 puntos, 8 rebotes, 2 triples clave. 1 técnica para sorpresa de nadie. Ramplón. 15+8. Puro Carrera.

Y ya, si pueden, se plantean conmigo lo siguiente: ¿es Leimanis mejor base suplente que Nacho Varela? Yo digo no. Y el ex canterano cobra menos, por eso de ser más eficientes en lo económico y tal…

La caza

Seguimos a una victoria de Burgos, que solo ha perdido un encuentro. Jugamos allí antes de las uvas, el día 30. Pero antes, a Melilla este viernes y visita de Coruña al Magariños el miércoles 20.

Ya saben: no se permiten derrotas.

 

Fotos: Movistar Estudiantes


1 comentario

Arsaces · 17/12/2023 a las 01:12

Pues si, quedan cuatro partidos para terminar la primera vuelta después de haber ganado los dos últimos llorando o de chiripa. Tres son clave: Coruña, Burgos y Guipuzcoa, porque estos últimos este año parece que también cuentan, quizá lo mismo que el Valladolid que va de tapado pero al que le dimos vida regalándole los puntos en casa.

Un equipo dominador debería ganar esos tres partidos. Punto.

Yo no veo a Estudiantes dominador ni de coña. Lo veo segundo por la inercia, pero en cualquier momento podría ser tercero, cuarto, quinto… Por ejemplo ¿en que puesto pensáis de verdad que va a terminar la primera vuelta? Cada uno, en función de lo que se responda a si mismo, sabrá como de dominador ve él al Estudiantes. Yo ya digo que poco, y que por ahora lo veo jugándose el aacenso en la lotería de los play-off. De ascenso directo de momento nada.

Esos tres partidos van a servir también para ver cuanto está tardando Rivero en acoplar el equipo y sacarle el jugo a la plantilla que tiene, porque convendría que fuera ya. Diecisiete partidos, una vuelta, deberían ser suficientes para tener el equipo ya a velocidad de crucero. No se puede vivir mucho tiempo de los jugadores que tienen su día, hoy le toca a Sola y Nzosa, mañana a Larsen y al otro a Sergio Rodriguez como ayer. Antes o después se pincha. Y ya se ha pinchado dos veces en casa. Nos vamos a acordar de esos puntos.

Por eso, si se ganan los tres se habrá dado un golpe definitivo, si se pierden los tres, no quiero ni pensarlo, y si mitad y mitad, pues a seguir con la lengua fuera viendo el trasero de Burgos.

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