Dicotomía en el Palacio
No fue un domingo más. No fue un partido más del Estudiantes. Fue el primero de su historia en una categoría distinta a la ACB. Fue el primero de pocos, porque no puede ser de otra manera. Lo excepcional del día batalló con la normalidad colegial: la vuelta de los aficionados, del baloncesto con público, de Ramiro, de los concursos, de los comentarios jocosos con el compañero de grada, alejados de las críticas de los últimos años.
Algo ha cambiado (como ganar de 25), pero no tanto. La esencia siempre permanece.
Yo que sé cuantos días después, había más que jugadores y técnicos en una pista de baloncesto. Concretamente, en la gélida del Wizink Center (un pabellón que de caldera tiene lo mismo que yo de madridista). 7500 personas acudieron a la cita del Estudiantes con la LEB Oro. Tras años de sufrimiento y comentarios irónicos, era una realidad. Y ahí estaban los nuestros, ante un rival totalmente desconocido salvo para tres enfermos de este deporte.
Y en la grada del Palacio: «¿Pues este año será fácil, no?»…»¿Y ese quién es?»…»Hombre, cuánto tiempo, ya era hora de vernos por aquí.»…»Sí, pues Carlos no ha renovado, a ver si se anima el año que viene»…»100 euros me han bajado el abono, pero ni rastro de las entradas que aún nos deben»….»No sé qué más tiene que pasar para que esta directiva se vaya»…»Ah, ¿que en Leb no hay Instant Replay?»…»Qué gozada, tenemos a Beirán de vuelta»
Y en la pista, Faggiano, Sola, Dee, Nacho Martín y Poirier conformaban el primer quinteto de LEB Oro. Delante, el Lleida, uno de los equipos más débiles de la competición y que, pese al marcador, luchó más de lo esperado. El partido como tal, no tuvo historia y por momentos fue un aburrimiento (firmo 17 más como el de ayer). Pero en el día más normal dentro de lo excepcional se vieron cositas.
Las cositas
Lo primero y más importante, Estudiantes respeta esta competición. Con mejor o peor rendimiento, el equipo salió serio, consciente de su papel de favorito, pero también con ganas de reivindicarlo. Hizo un partido correcto, sin tirar cohetes. Tampoco tocaba ayer: en el primero siempre hay más nervios y más precipitación, ocurre todos los años. Hay que ganarlo y empezar a aglutinar minutos de experiencia en esta categoría.
Se ha redicho que donde peor lo puede pasar Estudiantes es fuera de casa, en ambientes caldeados y rivales eminentemente físicos. La plantilla de Jota Cuspinera es la más talentosa, cara y mejor de toda la liga. Negarlo sería ser un necio, y exagerarlo un imbécil.
Cuspinera lo tiene muy claro: cada jugador en su rol específico, en lo que mejor sabe hacer. Sin distracciones, con la menor influencia posible del exterior. Por eso abroncó a Poirier tras una protesta airada con los colegiados. Por eso chilló a Jackson cuando éste se quejaba de otra situación. Porque el mayor obstáculo del Estudiantes este año es el propio Estudiantes.
Salvo esos dos momentos y algún arreón del Lleida (amago de maldición del 3Q otra vez), el partido fue plácido. Vamos con otra conclusión: el Estu tiene una plantilla más equilibrada que en ACB. No voy a decir mejor porque en Twitter me cayeron palos. Pero….bueno, ahí lo dejó.
El punto de equilibrio es Javier Beirán, el mejor alero que ha tenido Estudiantes en años, y aquí no admito debate. Por supuesto, fue el MVP del partido, con 8 puntos y 8 rebotes, más intangibles. Y eso que estuvo más pendiente de mover el balón que de jugársela. Y eso que Jota distribuyó minutos y no tuvo un papel relevante en cantidad. Pero sabemos que Beirán va a estar ahí, especialmente en partidos más difíciles. El Estu tiene un candado sobre la pista, un quitamiedos al que agarrarse si el precipicio acecha.
No es el único. Nacho Martín. Nacho. Un tremendo jugador para esta categoría que, además, lleva un mes con unos altísimos porcentajes desde el triple. Se le nota con confianza, con responsabilidad a sus espaldas. El físico le responde y puede defender a cualquiera por dentro. Esa es otra: si el Estu defiende, el ataque ya llegará. Si el Estu defiende, se asciende con la gorra. Otra máxima para apuntar.
Equilibrio, no me cansaré de decirlo. Una pista: todos los jugadores anotaron. Otra: el Estu repartió 31 asistencias y solo perdió ocho balones. Evidencia: no hay una dependencia de un jugador exterior (Avramovic) o de jugar de una determinada manera (Gentile al poste). Ahora no: ahora, o hasta ahora, el Estu demuestra imprevisibilidad -que no improvisación- en ataque, pese a que el partido bonito lo que se dice bonito no fue. Pero tiene pinta de que nos podemos divertir, más aún inmersos en una dinámica ganadora, como se puede esperar.
Más: los jóvenes, los de la casa. Qué buen color tienen todos y qué alegría que tengan esta oportunidad. Debe ser el año. Sobre todo para Adams Sola, pues ya lleva dos en dinámica de primer equipo. Ayer dio un paso adelante porque miró a canasta, y no es broma. De la alergia diagnóstica a mirar al aro en ACB, a enchufar todo lo que tiró y pasar a ser el más valorado del partido (20). En defensa, Sola fue el factor diferencial, pues logró secar a Carrera, que era el único quebradero de cabeza para el Estudiantes. El venezolano anotó 22 puntos, solo 4 en la segunda parte, que coincidió con la defensa de Sola. El ‘5’ colegial está capacitado para defender todas las posiciones exteriores. Es otra pieza que se antoja vital en los esquemas de partidos calientes, que alguno habrá oye.
Del resto, Alderete se fue a los 19 minutos, aunque sin suerte en los tiros; Nacho Arroyo, como base suplente, seis asistencias; Rubén Domínguez, seis minutos, y con un rol quizá por determinar; y Emil Stoilov, que se benefició de los enfados de Poirier para entrar pronto a la cancha, aunque el buen hacer de De Jong le relegó después.
Dos y dos
Si nos preguntaran por un teórico quinteto titular, a mi me sale el siguiente: Faggiano, Jackson/Dee, Beirán, Nacho Martín y Poirier. Pues bien, hay dos que aún no han arrancado al nivel esperado (qué ansias, que solo es un partido). Jackson fue el único con un +/- negativo ayer, y es ciertamente destacable con un +25 en el marcador. Se le ve lento, sin la confianza para encarar o crearse tiros liberador. El otro francés, Poirier, no tiene ese problema precisamente. Todo lo contrario: va acelerado. O quiere demostrar mucho en poco tiempo, o juega así. Le iremos conociendo. Ayer dejó buenos números (10+6 en 16 minutos) y otros no tan buenos (3 pérdidas y 5 faltas). Pues eso: poco a poco.
Por contra, parece que Faggiano y Dee llevan jugando aquí cinco años. El argentino, posible mejor base de la liga, se fue a nueve asistencias con solo una pérdida. Fue con él en pista los minutos más fluidos del Estudiantes. Es otro jugador que estará ahí en momentos complicados. También Dee, típico raza blanca tirador (y metedor). 4/7 en triples y porque no le buscaron más. Otra mina de puntos que tiene Estudiantes.
Una nueva discusión
Hay un temporero que ya se ha mencionado en este texto que fue una de las novedades más esperanzadoras de ayer. El holandés Nicolas De Jong, que está aquí por las lesiones de Dos Anjos y Djurisic, realizó un partido notable (13 puntos en 15 minutos) y abre el debate sobre si el club necesita de sus servicios. Debate, por supuesto, con respecto a Dos Anjos e incluso a la irrupción de Stoilov (más fiable de lo esperado), porque Djurisic una vez recuperado debe ser diferencial en esta competición.
Será una cuestión deportiva a resolver por el staff, qué hacer con De Jong. Una de muchas, porque esto solo acaba de empezar. El camino (un paseo por el momento) es largo pero sobretodo desconocido. Y los paseos en días soleados bien, pero cuando se nubla y has salido sin paraguas, pasa lo que pasa.
Primera jornada: la excepción que confirma la regla
No hubo grandes sorpresas en el inicio de liga. Ganaron todos los favoritos (Acunsa, TAU, Girona, Granada), excepto uno, Coruña. Dicen los que saben que es precisamente Coruña el rival más directo del Estudiantes por el ascenso directo.
Vamos, que no se puede empezar la semana mejor. Qué bueno estar de vuelta.
Fotos: J.Pelegrín (Movistar Estudiantes)
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