Peras al olmo

Publicado por Victor Plaza en 09/01/2023

Lo reconozco: pensaba que íbamos a ganar a Palencia (y más tras el tropiezo de Andorra) y que entraríamos en un ambiente de euforia y confianza de cara a ganar la liga regular de LEB Oro en nuestro segundo año en la categoría.

Confieso: me gusta más este equipo que el del año pasado. Llamadme loco, pero me divierto más esta temporada que la anterior. Quizá es por eso de habernos quitado lo del cartel de favorito. La primera temporada en LEB la viví con tensión -*qué narices hacemos jugando aquí*-, y ésta con cierta ilusión -*venga que sin Marc Gasol enfrente y con una plantilla más al estilo LEB puede ser el año*-. Ya, ya.

Lo acepto: ahora somos más mediocres. Ya no hay que quedar primero, basta con tener factor campo en Playoffs. A este paso, el objetivo será no sufrir, zona cómoda, mitad de tabla. Quizá en otro año, pues tiene pinta de que habrá otro por estos lares. Cuando el pozo no parece tener fin (quién nos iba a decir hace tres años que íbamos a perder en casa de paliza contra el Palencia y que lo veríamos como algo justo y normal) te das cuenta de que quedan muchos metros oscura caída.

Está bien, me he equivocado: pensaba que estábamos preparados para grandes citas, pero los números son contundentes: solo hemos ganado a uno de los teóricos cinco mejores equipos de LEB Oro (Palencia, Andorra, Lleida, Valladolid y Burgos). Casualmente, salvo Burgos, ocupan las cinco primeras posiciones de la tabla, junto a nosotros. Es decir, van cuatro derrotas contra rivales con los que, presumiblemente, te vas a jugar la plaza de ascenso. Cuatro, eh. No uno ni dos tropiezos aislados. Cuatro. Y además, con malísimas sensaciones, con derrotas justas y contundentes en lo anímico y en lo deportivo.

Y he ahí la clave de todo, el argumento madre. Podrán decir que queda mucha liga, que es cierto. Que no está todo perdido, que seguimos en la pelea. Que sí, que lo que tu quieras. Pero en los partidos que debes ganar, no compareces. Eres inferior, eres peor equipo. Te superan, te cambian el plan y anulan tu idea de juego y tu físico que tan bien sirve ante el Almansa, el Albacete o el Cáceres. Simple y llanamente. Así que, como primera conclusión, si el club no hace nada, si el club sigue como hasta ahora, si el club no mueve el tablero, habrá que sudar para entrar en Playoffs. Y la segunda vuelta, si el club no hace nada, si el club sigue como hasta ahora, si el club no mueve el tablero, va a ser muy muy larga.

¿Hacer qué? Venga, cortito y al pie. Orden de prioridades:

–Un base, alguno habrá: no ya por la lesión indeterminada de Atencia, que también, si no por tener a un jugador, UNO SOLO, que dirija, que distribuya, que lea el juego, que mande a sus compañeros. Lo dijimos y yo lo leí también en muchos aficionados: con Leimanis y el propio Hansel íbamos muy cortos en el ‘1’, quizá la posición más importante en un equipo. O si no la más importantes, la que engrasa al resto. Y claro, así estamos. Pancho, busca, busca.

–Unos cuantos fuera. En realidad debiera ser «unos cuantos» por «casi todos», pero claro, pretendo ser lo más realista posible, y dinero para cambiar a 8 jugadores pues no hay, Hacienda ya sabéis. Así que me sale (nos sale, reconocedlo) Hughes, a bote pronto. Menudo fichaje nos hemos marcado. Por su estabilidad mental, debe dejar de jugar aquí, de verdad. Luego tenemos pares repetidos (lo que juega Demetrio podría ser para Stoilov y nadie se quejaría), y jugadores inoperantes en la mitad del total de aros que componen este deporte (Sola en ataque o Leimanis en defensa, por ejemplo). Y Jorgensen, a nota personal, me sobra tanto como a él los botes.

–El juego, los sistemas, TODO. Esto es lo difícil, pues cambiar cromos es relativamente sencillo y, si se quiere, rápido. Pero claro, ¿arregla esta plantilla la llegada de un buen refuerzo?, ¿se soluciona el tema si cortamos a Jugador Cualquiera? Evidentemente no. Pues cuando careces de sistemas efectivos, cuando tu único salvavidas es dar el balón a Larsen -que no está para jugar más de 30 minutos-, o tirar más triples que Rockets, Warriors y Celtics juntos, o cuando confeccionas una plantilla con 4 escoltas, pues pasa lo que pasa. Que llegan los partidos de verdad, los de adultos, y no hay por donde cogerlo.

Porque no se pueden pedir peras la olmo. Es la triste realidad que a mí me golpeó ayer. Seguramente a muchos aficionados lo hiciera antes, lo que sí es evidente es que no queda nadie en este barco (el del ascenso directo). Naufragué ayer y juro que no vi a nadie más ni en los camarotes ni en la cubierta.

No estaban ni los jugadores, que es lo más grave de todo. Ayer se comprobó: hay miedo e impotencia en los partidos de verdad. Realmente impotencia siempre la hubo -la plantilla da para lo que da- pero contra Palencia el Estudiantes perdió hasta la identidad de la que bien presumía: la de la intensidad, las ganas, el nervio competitivo, la velocidad. Y eso es innegociable. Es más, pienso que esa falta de intensidad fue el principal detonante de la derrota, pues se tradujo en errores graves en minutos importantes, en aquellos instantes en los que te puedes ir de 14 puntos o que te recorten a 5. O en la segunda parte, de reducir la diferencia a 7 o que Palencia se escape a 12. Nos quitamos rebotes entre nosotros, hacemos pases al aire, dejamos de compartir balón, no vamos al suelo, su tirador pilla hasta dos rebotes ofensivos en la misma jugada…detalles, decenas de ellos, que Palencia por supuesto, no perdona. Para eso, y por eso, es el líder y nosotros no.

Ayer nada salió bien. Ni la dirección, ni los cambios, ni la actitud, ni el acierto, ni el bajísimo nivel arbitral, ni nada. Desde el momento que nos entraron las dudas por esas desconexiones de intensidad, el equipo sucumbió y el parcial en contra fue dantesco, a la par que Palencia subió su mal porcentaje del inicio. Porque se salió bien al partido, no fue un problema de motivación y concentración de primeras. Se salió al partido como lo que era, un duelo para aspirar a todo. Y se perdió en el trajín del mismo deporte de una manera aplastante, vergonzosa.

Que tampoco me voy a repetir más…

En el barco tampoco está Javi Rodríguez, más perdido que un pulpo en un garaje. Es apuesta directa de Jasen. Apuesta en el sentido más literal de la palabra, pues su currículum como entrenador no invitaba a grandes resultados. Y así está siendo, confirmando que, como a los árbitros el partido de ayer, el puesto le viene grande. Y me fastidia, porque el tipo me cae bien y me gusta su concepto general de baloncesto: el de defender y correr. Cuando se hace, claro. Ayer ni por asomo. Se pilló una pataleta a lo película americana con sus jugadores en un tiempo muerto que ya era demasiado tarde. La realidad había estallado en el Wizink, para jolgorio de los más de 200 palentinos presentes. El olmo, insulso, sin más. Solo es un olmo.

Dicen que su puesto -el de Javi- puede peligrar si caemos en Burgos (próximo sábado, 20:00h). Yo, por dos razones en concreto, creo que no es así: la primera, el mensaje del club este año («no somos el mayor presupuesto»; «tenemos que luchar, luchar y luchar», y similares) rebaja el objetivo impuesto de «ascender sí o sí» que había el año pasado, así que Javi tiene colchón. Y el segundo, más problemático, pues la plantilla se ha creado a su total  y absoluta elección (otra inesperada diferencia con el año pasado, y con el anterior, y el anterior…), en base a ese concepto de jugadores intensos y demás. Y bueno, me viene un tercer argumento: quién narices se va a querer comer el marrón de venir a entrenar aquí.

En fin, yo que sé chico, al final la única verdad es que vamos terceros, que el olmo no da peras y que seguir al Estu a partir del 2010 es un acto continuo de fe, masoquismo y tozudez.

Hacemos terapia en los comentarios, si te apetece.

Fotos: J.Pelegrín