En las buenas y en las malas (72-74)
Primera derrota en casa del Movistar Estudiantes, por un ajustado 72-74. La buena defensa de los de Dzikic no fue suficiente ante el Iberostar Tenerife, que tampoco dio la espalda al partido en ningún momento. En un final de infarto, la experiencia de Marcelino Huertas y el fallo sobre la bocina de Brizuela decantaron el resultado a favor de los de Txus Vidorreta.
Pudo ser el colofón perfecto a un día puramente colegial. El equipo femenino había vencido con comodidad horas antes en el Wizink, ante casi 6.500 espectadores. Unos miles más (8.200), se congregaron en el mismo escenario para el encuentro del masculino, tan solo unas horas después.
Pero la fiesta se detuvo en seco, fruto del resultado final de un choque tremendamente igualado, a la par que feo, costoso y sufrido. De los que se deciden por detalles y donde se mueven, como peces en el agua, los jugadores más veteranos. Tenerife depositó todos sus recursos en la dirección de Marcelino Huertas, al que ni Pressey pudo parar. Espectacular el partido del brasileño, que se fue a los 18 puntos, 8 asistencias y 25 de valoración.
Ese fue el único punto negro a la brillante defensa colegial. Salvo algunos malentendidos (los detalles), el equipo de Dzikic realizó un gran trabajo atrás. Especialmente efectivo el scouting con Shermadini, que recibía constantes 2×1 en el poste. La rotación y las ayudas también funcionaban. El equipo se nota trabajado.
Ahora, cuando Brizuela no entra el partido, el Estu entra rápido en una crisis ofensiva. Ni los ya habituales puntos de Arteaga sacaban al equipo del pozo de ideas. La subida de balón, otro problema. El Pressey más anotador (15 puntos) olvidaba en cambio su rol natural. 18 pérdidas cometieron los locales, 11 solo en la primera mitad.
Suerte que Tenerife tampoco estaba muy atinado ni despierto. Como el grupo arbitral, encabezado por Hierrezuelo, que no veían las zonas (¡¡hasta 10 segundos acampó Shermadini en la zona!!) y sí faltas muy justas. El criterio, además, variaba según la dirección del juego. 8 faltas cometió el Estu en el tercer cuarto, tan solo 1 Tenerife.
El bonus también fue clave en el último cuarto. A los cuatro minutos, Movistar Estu ya había entrado en él. Con tan poco margen entre los dos conjuntos, la línea personal era otro factor fundamental en el devenir del juego. Sin Brizuela (0/5 en triples hasta entonces), pareció aparecer Kadji (16 puntos y 10 rebotes), pero los puntos llegaban a cuentagotas.
Ya en los últimos minutos, el partido se torció. Iberostar Tenerife tomó las riendas por medio de la hipnotización de Huertas. Anotó y repartió lo justo y necesario en los momentos más calientes. Suya fue la última canasta isleña, a falta de cuatro segundos. Después del tiempo muerto de Dzikic, el balón le llegó a Brizuela. Darío-en uno de sus peores partidos como colegial pese a sus 12 puntos- acababa de anotar su único triple de cinco intentos. Se la iba a jugar bien. Es lo que tienen los valientes en las buenas y en las malas. Pero se vio tan solo desde 8 metros que dudó. Y ahí murió el partido. El palmeo de Kadji tampoco tocó aro.
Jarro de agua fría. Para el propio Brizuela, el más exigente consigo mismo, y para todos los allí presentes. ¿Mereció más el Estudiantes?. Esta temporada esa pregunta abre un debate. Se volvió a competir, a defender, a luchar. Esta vez se perdió, salió cruz y se dejó de estar invicto en casa. Pero se mantiene el optimismo, incluso en las malas.
Con la derrota, el Estudiantes deja escapar una oportunidad de oro para escalar posiciones en una liga muy igualada. El próximo domingo, nueva oportunidad ante el Morabanc Andorra (12:30h).
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